Para realizar un correcto estudio de los antecedentes de la constitución tenemos que tener en cuenta el contexto históricos de los países, y afirmar que el concepto de constitución no hace honor a un significado moderno sino a una idea que viene de la antigüedad ya que cada país requiere y siempre ha requerido de una constitución los factores del poder queden bien definidos y determinados.
Anteriormente a la Revolución francesa, durante el reinado de Luis XVI en aquella Francia del siglo 18, la propia población francesa se opuso a una ley ingrata e inconstitucional que obligaba a las personas de menor capacidad económica y de más baja clase social a efectuar de forma gratuita la construcción de las vías públicas y otros servicios de carácter social.
Dicha injusticia clamaba al viento la necesidad de un estado constitucional que defienda al ser humano y que defienda los derechos de cada persona, un estado constitucional donde no quepa ninguna clase de injusticia, aunque procedan del mismo Rey.
El poder absoluto de un reinado comenzaba a perder valor en favor del pueblo. Lejos quedaba la época medieval donde los monarcas reinaban de modo absoluto. Y todo ello en la ausencia de documentos o de papeles que así lo indiquen, con una legislación basada en la unión social y el reclamo del derecho humano por encima del bien privado.
Este fue el antecedente de la constitución, que dio paso poco a poco a nuevos derechos de carácter especial sobre regiones particulares, lo que viene a ser el antecedente de los fueros, la aparición de cartas o documentos que otorgaban beneficios a distintas clases sociales o a diferentes gremios de una zona…etc.
El conjunto de todas estas nuevas normas y regulaciones del derecho humano dieron paso, a modo de antecedentes, a lo que se denominaría Constitución del país.
Hoy en día todos los países tienen sus propias constituciones, que se encuentran redactadas y contenidas por escrito, y que resumen las reglas y limitaciones del gobierno en favor del pueblo.